Es así!!

Si la vida o un Dios nos señalara el momento designado para morir, el hombre podría decidir su forma de vivir.
Andamos por estos caminos terrenales sin tomar en cuenta las consecuencias de nuestros actos, "vivimos y ya".
Siempre creemos entender que la muerte es lo único que tenemos seguro, tambien, que sabemos lo que significa morir. Pero eso no es cierto, o mejor dicho, sólo la entendemos pero desde una sola perspectiva del acontecimiento. 
El acto de morir solo lo evaluamos como un hecho netamente físico, en donde el cuerpo queda sin vida, el oxígeno pierde importancia y el cementerio pasa a ser nuestra única casa. 
Una muestra de esto, es  la falta de interés e importancia que le damos al hecho de que día tras días decenas de personas mueran  y al mismo tiempo, otras tantas nazcan, es decir:  la vida y la muerte ya no es nuestro tema principal. 
Ahora bien, cuando esto ya se da por sentado, alguien, no se quien, se encarga de hacer "un jalón a tierra" con un propósito particular: que aprendamos a darle la importancia necesaria a la VIDA!!!. 
Esto de seguro ocurrirá en cualquier momento de tu existencia, tal vez, a través de la muerte inesperada de un ser querido o por un accidente que nunca esperabas que ocurriera o simplemente mediante un susto existencial. 
Cuando esto sucede, y lo digo por experiencia propia, el sentido que se le da a la vida y la muerte cambia por completo, ya no solo se evalúan como hecho físico sino ademas, como hechos espirituales. 
Donde, preservar  y vivir la vida de la mejor manera, y afrontar y aceptar la muerte, pasan a ser acciones consideradas, evaluadas y entendidas en todo su conjunto, es decir, que el YO quedará de lado y todo lo que no rodea tomará mayor importancia, entiéndase el contexto de la palabra todo como amigos, familia, compañeros, etc.
Por esto y nada más por esto, es que todos los día debemos expresarle a nuestros seres queridos  lo importante que son para nosotros, de seguro un beso y un abrazo no nos quitara mucho tiempo pero si nos dará mucha fortaleza, fuerza y alegría para afrontar el día.